Con el tiempo me he dado cuenta de los realmente afortunado que fui de que mi iniciación en el atletismo fuera con el Club Atletismo Pollença. Posiblemente de caer en el sistema actual de gestión técnica del atletismo no hubiera llegado a conseguir las pocas medallas que obtuve a nivel internacional (porque no conseguí más es un tema que como se me ocurra un día expresar lo que pienso volveré tener lio del gordo).

El ego de las personas ese mal social también  intrínseco al deporte.

Desde la perspectiva de los años, mis experiencias como atleta y como entrenador he podido observar cual es uno de los mayores hándicaps en la progresión de los deportistas con mayor proyección. Como siempre el ego y las ganas de ser protagonistas de las personas tejen su halo también sobre el deporte, y en este caso del que estoy hablando, sobre los entrenadores.

 

El sistema técnico de gestión de la vida de un deportista no existe.

El sistema de entrenamiento que lleva a los atletas con progresión desde su más temporada edad hasta la edad de máximo rendimiento, no existe. Cuando un atleta empieza a destacar en la edad escolar, su monitor o entrenador (especialista en entrenar, motivar y gestionar grupos de iniciación), entra en la disyuntiva de cederlo o no, a un entrenador más especialista en rendimiento o entrenamiento de mayores. ¿Por qué? Pues porque mola entrenar a chicos que destacan, es un buen reclamo para engrosar la lista de atletas que pagan por entrenarlos y, además, la propia genética hace que un entrenador malo haga correr decentemente a un atleta bueno. Otra cosa es que este alcance su cenit.

Cada etapa del deportista necesita un tipo de entrenamiento distinto, y es bastante difícil que un mismo entrenador pueda gestionar a la vez, y adecuadamente, todas las etapas de la vida de los deportistas. Es difícil porque para hacerlo correctamente, se necesita tiempo de dedicación, tiempo de estudio, individualización del entrenamiento y años de experiencia. Y eso significa exclusividad y especialización.

 

El Club Atletismo Pollença un ejemplo de cómo deben hacerse las cosas.

Como he dicho al principio, esto no paso en el Club donde yo tuve la suerte de criarme deportivamente. Mi primer entrenador, Pep Torradell, me entreno a modo de juegos hasta que vio que necesitaba dar un salto cualitativo. En ese momento hablaron con Manuel Blanco y me incorporé a entrenar en su grupo de entrenamiento, formado por los mejores atletas jóvenes de Baleares. Manuel Blanco en un momento dado, y para no contar mi progresión, me mando a la Blume de Madrid a entrenar con Julio Bravo.

Tanto para Pep como para Manuel tuvo que ser una sensación amarga dejarme ir. Gracias a que yo corría mucho, en las competiciones de baleares y nacionales de menores, ellos eran bien vistos como entrenadores, además de poder disfrutar con los triunfos que conjuntamente obteníamos. Pero gracias a dios, pusieron mis intereses por encima de su ego. Empero que el día que gane las medallas (sobre todo la de Barcelona) disfrutaran con la aportación que ellos había hecho a conseguirlas.

 

Qué circunstancias hay cambiado para que esto no sea posible.

Actualmente se cobra por entrenar. La pinza esa entre 30 y 120 euros. Esto significa que cuantos más deportistas tengo más cobrare. Pero claro, ello quita calidad, individualización, foco o todo lo que le quieras añadir. Y si eso pasa en un grupo de edad similar, imaginaros si además le añadimos el entrenar desde menores a veteranos. Un caos.

Los clubes han perdido su esencia. Ahora suele funcionar la cosa más por grupos de entrenamiento (así cobramos) que por Clubes estructurados, con monitores para niños, entrenadores para juniors y entrenadores especializados. Además los clubes se han personalizado muchísimo, es decir o suelen estar anexados a una tienda u empresa (con el objetivo que ello tiene) o en base a un entrenador (buscando la rentabilidad económica. Muy loable por cierto).

Hemos creado esferas de protagonismo para destacar sean cuales sean los resultados. Es decir, que de dinero y ego hablamos, por ello vamos a hacer que nuestros atletas sean los mejores como sea y no corriendo si es necesario. Ya no miramos los resultados en términos globales, sino en términos lo más segmentado posibles. Por ejemplo: “Somos los atletas que más populares ganamos”, y si nos gana alguien es que es profesional (eso significa que corre más que nosotros y punto). Es decir, ya no entrenamos para ganar en un campeonato de España o intentar hacer la mínima internacional, ahora entrenamos para lo que podamos ganar, y en eso centramos nuestros alardes (fotos y demás en las redes sociales). De esta manera esfera tas esfera de protagonismo

Estamos en una sociedad en lo que importa es destacar. Como entrenador si un atleta me da fama (incluso hay casos de entrenadores que se apropian atletas de otros entrenadores), no le suelto aunque no tenga ni idea de cómo entrenarle. Como es bueno, correrá con cuatro cosas, podrían ir a un Campeonato de España, pero me basta con que gane 4 populares y hacerme fotos con Él en el Facebook.

Ser un entrenador requiere tiempo, dedicación, esfuerzo y pasión. Eso es incompatible con la manera de pensar de la sociedad actual, lo queremos todo para ayer. Un entrenador necesita mucho tiempo para formarse, estudiando a los mejores y siendo “becario” años y años. Ahora queremos destacar ya, con lo que nos importa un pimiento como hacerlo, y si es a costa de la progresión de un chaval, ya nos va bien.

 

Yo también navego dentro de la ola del ego.

También deciros que yo también formo parte de estas circunstancias. La ola que está arrasando al atletismo también me afecta a mí, aunque yo al menos intento ser consciente e procuro buscar la manera de que no afecte a los atletas. A modo de ejemplo:

  • Cuando entrenábamos a la Blue Line Heri Hernandez y yo, al darme cuenta que la Blue era más un deporte social que de rendimiento, decidí dejar de entrenar el numerosos grupo de habíamos congregado. Para sus intereses era mejor que entrenaran con Heri que conmigo.
  • Otro vez fue cuando el Club de Inca, me ofreció llevar la escuela de iniciación en mi ciudad. Cosa que rechace y les aconseje que yo solo llevara a los mayores, ya que a los niños no sé entrenarles (ojo, juegos si se hacerles, pero entrenarles no).

Son dos acciones en la que intento aplicar una filosofía simple. Tiene que existir un sistema especializado en la gestión de las etapas de las distintas edades y niveles de entrenamiento de los deportistas.

 

Bueno, y ahora que ya estas aqui…me vas a dejar un comentario ¿no?